"Siempre ocurre algo, aunque sea desesperación"

miércoles, 12 de octubre de 2022

Inmersión, 5ta entrega


Los Primitivos


Salomón estaba jugando con otros niños, usaban arcos y flechas y cazaban palomas, en la comunidad se les inculcaba a los niños la caza, la pesca, las matemáticas y algo de literatura, Majno, el maestro de la escuela, solía leerles cuentos de Jack London. Salomón era hijo de Majno, era un buen cazador, también sabia cocinar sus presas y compartirlas con sus amigos, era el líder.

Los niños de los primitivos eran criados como hermanos, y las familias adoptaban a los que quisieran vivir con ellos, no existía la monogamia pero los adultos solían vivir o bien con una pareja o con varias, les era indistinto, solo existía un código que no se podía corromper: usar electricidad, no eran menonitas, no había dioses a los que adorar, pero los primitivos elegían la desconexión.

La comunidad pirata más cercana quedaba a 70 km, Salomón solía recorrer esa distancia a caballo para visitar a los niños de los piratas, intercambiaba mercancias como dulces y carnes ahumadas por tecnología, antes de viajar al pueblo pirata solía comunicarse con una radio Yaesu con los otros niños, consideraba a esa radio su máximo tesoro, solo algunos de sus amigos más íntimos sabían que Salomón estaba conectado con la tecnología.

En la mitad del trayecto hacia el pueblo pirata, Salomón notó algo extraño, tapado por antiguas plantas de un viejo terreno alambrado, vio una casa, nueva, y una plantación, decidió volver para avisarle a su padre, Majno, que sabía que su hijo tenía contacto con los piratas.

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